Aún recuerdo la primera vez que pisé el IES Montevil, allá por el mes de septiembre de 2012. La gente parecía agradable, pero lo que más me llamó la atención fue el gran número de iPads que asomaban bajo aquellos brazos. "No es un trasto barato" pensé, así que debe haber algún poderoso motivo, más allá de la frivolidad de mostrar al personal que estás a la última, para que este sea el instituto con más manzanas por metro cuadrado de toda Asturias.
No habían pasado unos días cuando me decidí a preguntar a una compañera del departamento y, a la sazón, consumidora también del dispositivo, el por qué de aquel uso masivo. "Ah, pero ¿no conoces iDoceo?" me contestó. "No, ni idea, no sé de qué me hablas". "iDoceo es una aplicación que permite gestionar todo lo que sucede en el aula. Se puede controlar las faltas, calcular las notas, realizar todo tipo de anotaciones.... hasta poner la foto de los alumnos". "Pues sí que tiene buena pinta, le dije yo, voy a tener que descargarmelo y empezar a experimentar".
Dicho y hecho, compré mi aplicación al módico precio de tres euros y al cabo de una semana supe que lo nuestro era amor a primera vista y ya no podría vivir sin ella. El primer trimestre fue duro, compaginando las anotaciones tradicionales con las electrónicas, pero como nunca me han gustado los cuernos, al comenzar la segunda evaluación decidí separarme de la libreta del profesor, mi fiel compañera durante todos los años que llevo dedicada a la enseñanza, y empezar una nueva vida al lado de iDoceo. Año y pico después seguimos viviendo una perpetua luna de miel.
Poco a poco fui dando dando el salto cualitativo hacia la tecnología, y era más que frecuente escucharme a la hora del café hablando con mis compañeras de departamento (tan forofas del iPad como yo) de las bondades del programa o de cómo solucionar un problema puntual con él. Algunos nos miraban con curiosidad, deseosos de saber qué era aquello tan maravilloso de lo que hablábamos sin parar. Otros ponían cara de "aquí vienen las locas del iPad".
Los meses fueron pasando y oye, poco a poco nos fuimos creciendo al ver que las notas no se evaporaban de la tableta y que esta no explotaba cuando la sometíamos a largas sesiones de trabajo en época de evaluaciones. Y empezamos a pensar que igual hasta podíamos meter en aquel chisme los cd de audio que usamos en las clases. Ya puestos..... "¿cómo dice?" "¿que quiere queeeeee?" "Usted tiene que usar el iTunes" "¿El qué?" "El iTunes, el programa de Apple para pasar contenidos al iPad desde el PC" "Ay mi madre, y eso ¿cómo funciona" "Bueno, pues casi mejor se lo instala usted y experimenta, que no le va a pasar nada"
Los meses fueron pasando y oye, poco a poco nos fuimos creciendo al ver que las notas no se evaporaban de la tableta y que esta no explotaba cuando la sometíamos a largas sesiones de trabajo en época de evaluaciones. Y empezamos a pensar que igual hasta podíamos meter en aquel chisme los cd de audio que usamos en las clases. Ya puestos..... "¿cómo dice?" "¿que quiere queeeeee?" "Usted tiene que usar el iTunes" "¿El qué?" "El iTunes, el programa de Apple para pasar contenidos al iPad desde el PC" "Ay mi madre, y eso ¿cómo funciona" "Bueno, pues casi mejor se lo instala usted y experimenta, que no le va a pasar nada"
Hombre, no es que me hay muerto por usarlo, pero tengo la impresión que desde que nos tratamos el número de canas en mi cabeza ha aumentado significativamente y he vuelto a tomar el antiácido. Mira que las aplicaciones de Apple son fáciles e intuitivas, que lo son; pues iTunes viene a demostrarte que siempre hay una excepción a la regla. Sin embargo, he decidido que, aunque sea lo último que hago en esta vida, lo meteré en cintura y conseguiré que haga las cosas cómo, cuando y donde yo quiero.
Y mientras pensábamos lo encantadas que estábamos con nuestros iPad y lo muchísimo que nos gustaba iDoceo, el curso escolar tocaba a su fin. Bueno, parece que no nos ha ido mal del todo con el programilla, y no se ha acabado el mundo por no tener libreta del profe. Por cierto, mis brazos agradecen llevar un trasto menos a clase todos los días. Porque parece una tontería, pero cuando vas cargada como una burra con el textbook, el workbook, el basics, el reproductor de cd, el portacd, el estuche, y quien sabe cuantas cosas más, mientras subes o bajas las escaleras siempre a contracorriente (que es uno de esos misterios dignos de cuarto milenio, averiguar por qué siempre te encuentras con la marabunta en frente), llevar un bulto menos se nota muy mucho.
A lo que voy, que me pierdo, que estábamos un día allá por el mes de junio tomado el café al recreo cuando Choni, la culpable de todo este embrollo, nos soltó como quien no quiere la cosa, medio en serio medio en broma, la célebre frase de "Teníamos que montar un grupo de trabajo sobre el iPad". Supongo que en aquel momento, nadie daba un duro por la idea así que lo dejamos pasar pensando que el verano enfriaría el tema y al comenzar el curso aquella euforia se habría diluído como un terrón de azúcar en un café. Nada más lejos de la realidad. Creo que fue el segundo día de septiembre, y tampoco recuerdo muy bien dónde estábamos, cuando Choni nos dijo que había hablado con el representante del centro en el CPR para contarle la idea, que este la había expuesto allí y que alguien, para sorpresa nuestra, había pensado que igual hasta podíamos sacar algo en limpio.
En limpio no sé si sacaremos algo ahora, que vamos a destripar el iDoceo eso lo sabe hasta el tato. Bueno, y mis hijos, que cada vez que me ven con el programilla de marras dicen "ya está mami estudiando". Porque hay que ver la cantidad de posibilidades que tiene y lo poco que conocemos de él. Yo calculo que debemos usar entre un cinco y un diez por ciento, y así todo, me siento encantada de que nos hayamos conocido. No quiero pensar cuando su interior deje de ser un secreto para mí..... Lo mismo hasta le propongo matrimonio.
En fin, que como quien no quiere la cosa, el proyecto ha salido adelante y en los próximos meses nos dedicaremos a explorar y explotar el iPad, con el objetivo de que al acabar nuestra tarea de investigación la manzanita no tenga secretos para nosotras y hayamos conseguido que nos haga la vida un poquito más fácil. Estoy segura que todas trabajaremos para que así sea, que a nadie la amarga un dulce. Así que, chicas, a trabajar se ha dicho....
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